El despertar de un pintor

1990 – 1995

El despertar de un Pintor

El ser humano es un soñador por naturaleza y los dotados de virtuosismo
para crear, lo son mucho más. Mucho más cuando éstos se alejan en busca
de la perpetuidad y la razón de ser en su obra,

MANUEL FUENTES
ha empezado a despertar de ese letargo, de ese torbellino angustioso que es la
búsqueda, para dar paso a una nueva alternativa, a una nueva propuesta,
más suya, más íntima y quizá la más acertada; en donde el espacio
expresionista y matérico define desde ya un temperamento, una fuerza y una
madurez evidentemente cosechada a golpe de esfuerzo y tenacidad;
consecuencia lógica de esa convicción y de esa lucha interna por encontrarse a
sí mismo con su realidad, con su pintura. Situándose dentro de un
género clásico trascendente, atrevido y único; digna propuesta que se
perfila para el naciente milenio.

Su temática, por ahora envuelta en un regionalismo crítico
vanguardista, nos muestra sus motivaciones populares, callejeras y ambientales, con
un matiz triste, impactante, a veces trágico y a veces de una dulzura
infinita…sin más preámbulos «seria y profunda».

Este sentir y este pensar humanista lo han empujado también a escribir,
sin pretender quizás ser un lírico, su poesía se vuelve cada vez mas
indispensable y determinante en su obra, complementándose una con la
otra hasta alcanzar su máxima expresión, demostrándonos que su pasión más
que un pretexto estético, es una necesidad, una necesidad de crear y
transmitir sentimientos, sueños y realidades.

Un pintor preocupado por su espacio, por su tiempo y por su desafiante
oficio, del cual ha conseguido un virtuosismo figurativo, que ha venido
sucumbiendoa la inevitable transfiguración, para sumergirse en la
materia pictórica y vivir dentro de ella su definitiva existencia. Un mundo
en el cual lo figurativo y lo abstracto se fusionan en una libre
articulación de imágenes y situaciones que sorprenden, inquietan y atraen; es
a partir de ahí que MANUEL FUENTES consigue transmitir la máxima
intensidad a su obra con una claridad de propósitos que se van imponiendo
poco a poco.

Las influencias son evidentes, necesarias e inevitables cuando se trata
de forjarse un camino, sobre una pintura que no es nueva ni antigua,
más bien vanguardista y de la cual el diestro acompañado de esa
sinceridad y de esa fuerza interior, ha echado mano con gran tesón, logrando ser
lo que muy pocos… auténtico. Es de reconocer su lucha y al mismo
tiempo su atrevimiento en un medio nada propicio para desarrollarse
pictóricamente, en donde las condiciones y oportunidades hay que buscarlas
fuera del país, si se quiere alimentar ese espíritu que muy pocos poseen.
«La vida es una poesía triste, alegre, llena de soledad, de silencios y
recuerdos, en la cual el ser humano se involucra para sobresalir o ser
ignorado». El hombre ha encontrado su camino, un camino aún largo por
recorrer, que espera ansioso la huella de ese despertar… de ese
despertar callejero, tumultuoso y cambiante por el cual nos toca a todos
caminar.

Enhorabuena Hermano!

Pascual de Cabo
España, verano de 2000.